AL-ÁNDALUS
Caminar entre olivares, al lado de las flores silvestres y la brisa, un placer inmenso. Colinas, surcos y viejos senderos de tierra. Aparece a veces un caballo o un rebaño de cabras. Azahares en flor bordean el sendero, pasean gallos, por todo el sendero lleno de flores. Girasoles abriéndose por completo, mientras el sol andaluz se pone de fondo desplegando su belleza.
Ecos llegan a mis oídos, con un tono de voz amable y una alegría como pocas veces se escucha. Me desvío por un camino por el que corren liebres deseando llegar a la cima. A lo lejos, casas blancas de estuco con techos de terracota roja salpican el valle y la ladera. Unas voces lejanas. El olor y el aroma de los olivos y los almendros. La belleza de la tierra andaluza.
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