RAÍCES PROFUNDAS

Cuando los grandes árboles caen, las rocas de las colinas lejanas se estremecen, las cosas pequeñas retroceden en silencio, el aire que nos rodea se vuelve ligero, raro, estéril. Respiramos, brevemente. Nuestra memoria, repentinamente agudizada, recuerda caminatas, paseos agradables. Siempre me han maravillado los troncos viejos, esos esqueletos de bellos cuerpos ya inertes. Un árbol es un poema, un regalo, una ofrenda de la tierra. Cuando me encuentro con un retoño recién salido de la semilla, veo un pequeño espécimen buscando el sol y el aire, o un gigante dentro de unos cientos de años. Permiten que los pájaros construyan nidos en sus ramas por donde la luz se filtra a través de hojas apretadas. Sin los vastos bosques que exhalan oxígeno no habría un planeta hermoso. Un árbol es la vida.

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