Era su primer día. No sabía que ponerse. Por fin, se puso ese vestido que causaría sensación. Zapatos, vaya problema. Peinado, ni te cuento. Maquillaje con más glamour, tono acorde con su pelo. Ni joyas, ni aderezos. Lo más natural posible. No pasaría desapercibida, sería la sensación, miradas por todas partes. Su primera fiesta, guateque, sus dieciochos años. Ya arreglada. Con mucha paciencia pudo sentarse en su silla de ruedas. Su mejor amiga vendría a buscarla.