INFUNDIO. PATRAÑA
De repente, me vi aturdido por un murmullo, un disparo de palabras apenas perceptibles directas a mi oído. Fueron en aumento, algo inesperado, fue una rueda de palabras soeces, malsonantes, que pretendían causarme un dolor insoportable. Como si fuera un mal sueño, venían envueltas en nubes de algodón ennegrecido por la insidia, la traición y la mentira. Fue el final de una buena amistad.